lunes, 17 de noviembre de 2008

Encuentro Nacional Taizé en Sevilla, del 8 al 10 mayo de 2009. "Vive lo inesperado"

Icono de la Amistad.

Este es un icono “viajero”. No debe conservarse, ni retenerse. La persona que lo tenga es responsable de llevarlo a algún lugar donde crea que hace falta un poco de esperanza (puede ser una parroquia, un grupo de oración, un hospital, un orfanato, etc.), para orar en torno a él, o simplemente para que haga presencia. Una vez allí, explica su historia (que viene explicada dentro del sobre), y propone que alguien se lo lleve, para que siga libre su particular peregrinación a lo largo de todo el país. Es importante no retenerlo, y confiar en que la siguiente persona que se lo lleve hará lo mismo “lo que gratis recibisteis, dadlo gratis” (Mt, 10, 8).

Historia del Icono de la Amistad

El “Icono de la Amistad” o “Icono del Buen Amigo” proviene del monasterio de Bawit en Egipto y data del siglo VII. Actualmente se conserva en el Louvre. Se ha identificado al hombre que está junto a Cristo como un santo egipcio, el Abad Menas. A los quince años este hombre se convirtió en soldado del imperio romano, pero tres años después abandonó el ejército para entregarse a la vida contemplativa en el desierto. Tras vivir cinco años como un ermitaño, regresó a la ciudad para declarar abiertamente su fe. Murió martirizado en 296 d.C. y pronto se convirtió en una referencia para los cristianos perseguidos. Cristo, a su lado, está caracterizado por el halo de santidad con la cruz, y por su nombre “Salvador” escrito en copto. Sostiene el libro del Evangelio y pasa su brazo sobre los hombros de San Menas.
“En nuestra iglesia se encuentra una copia de un icono copto del siglo VII. Muestra a Cristo poniendo su brazo sobre los hombros de un amigo desconocido. Por este gesto, toma sobre sí el peso, las faltas, toda la carga que pesa sobre el otro. No está frente a su amigo, sino que avanza a su lado, le acompaña. Este amigo desconocido es cada uno de nosotros. En el siglo VII sabían ya que Cristo no viene a castigar al ser humano. Desciende hasta lo más bajo de la condición humana. No deja que repose sobre nosotros ni la más mínima parte de lo que nos abruma.” (Hno Roger de Taizé, en Pasión de una espera)

1 comentario:

Merchita dijo...

Anda, Taizé Juanmita, es la primera vez que escucho hablar de esto... ;o)

Besitos y nos vemos el jueves, nuestros "jueves"...

Merchita